La ciudad es no solo un punto geográfico, es también un sitio imaginado. La construcción de la urbe ocurre en el plano físico en primer lugar, pero además existe la edificación colectiva en la que concurren ideas y sentimientos.
Los entes urbanos no solo padecemos los grandes asentamientos, sino también somos partícipes del goce de sus rincones, sus enigmas, sus imágenes y de las historias que fluyen en los espacios compartidos cotidianamente.
“Con el asfalto en la piel / crónicas urbanas” muestra diferentes perspectivas de la ciudad a través de la creación artística, la ciudad como el territorio de la tristeza, la desesperanza o la violencia, pero también la ciudad redescubierta, amada y disfrutable.
Maquinistas
- Maquinistas
- Poza Rica, Veracruz, Mexico
- Luis Navarro Arteaga, Halma Chavez, Hector España, Aley Bautista,
sábado, 1 de octubre de 2011
Poema de calle (para un cuaderno de noche)
Poema de calle (para cuaderno de la noche)
Victor Argüelles
El ojo cava en sus paredes, efigies que se tornan transparentes,
retrocede en su visión, ajeno a cualquier hallazgo
en el afuera,
convoca con la espora de un aliento las imágenes transcritas,
indelebles como tinta sobre copos de algodón.
Ellas andan sueltas: una calle de tránsito pesado
se las lleva en sus luces, pegadas u orbitando en la nube de evasivas,
de un perdido peatón en la llovizna.
En los anuncios luminosos estalla una silueta,
la propaganda en miles de objetivos se dispara.
Alguien pierde un celular, otro: una llamada celular…
Yo me abandono en la espera,
en un circuito de llamadas perdidas.
Compro galletas rancias sin darme cuenta,
compro esperanzas de una caducidad tan próxima,
el alma se desborona de saberlo.
El alma como una galleta sufre mordidas rapaces,
caduca mi fuerza en ir y venir, subiendo escaleras.
Pero el ojo, siempre compañero de ruta, de su otro, de su par,
a veces enemigo del polvo sucumbe a cualquier astilla
y llora la pérdida de nítida imagen
en su día de inicio solar.
A veces lo acompaño o me voy de boca tras de él,
desvistiendo una sombra en el refugio ordinario del abismo.
El corazón también se arruga
El corazón tambien se arruga
Mirna Arenas
El taxi, navegaba por las calles. Recargo mi cabeza en la ventana y sin mojarme, la lluvia acaricia mi cara. Mojada la belleza, escurre… mojada, anegada, empapada, húmeda, deslizándose por el periférico de un par de piernas del color de la noche. Piernas que abrazan, que envuelven, me levantan al vuelo, abrazo infinito de ternura temblando, se encienden el deseo en un sillón amarillo; su largura me reconcilia con el mundo.
¡Llegamos, son sesenta pesos!.
De un portazo cierro, mientras la lluvia moja mi cuerpo, como mojada esta mi alma.
Mirna Arenas
El taxi, navegaba por las calles. Recargo mi cabeza en la ventana y sin mojarme, la lluvia acaricia mi cara. Mojada la belleza, escurre… mojada, anegada, empapada, húmeda, deslizándose por el periférico de un par de piernas del color de la noche. Piernas que abrazan, que envuelven, me levantan al vuelo, abrazo infinito de ternura temblando, se encienden el deseo en un sillón amarillo; su largura me reconcilia con el mundo.
¡Llegamos, son sesenta pesos!.
De un portazo cierro, mientras la lluvia moja mi cuerpo, como mojada esta mi alma.
No oyes ladrar los perros
No oyes ladrar los perros
Alejandro Hernández .
En el numero 68 de la calle “Álamos” hubo una pelea de perros. En la casa de esa calle que luce empedrada es común mirar diferentes perros cada uno con su fina raza, allí como olvidados por unos días en sus heces, en sus aromas pestilentes, en los patios y dentro de una casa deshabitada por humanos pero que alberga a estos otros animales.
A ratos la dignidad humana, por no decir la vergüenza, hace que personas que tienen las llaves de las puertas y que llegan conduciendo una elegante furgoneta, limpien el lugar como si trabajaran para alguien o para una gran empresa dedicada a los perros y otros animales. Y -por supuesto- ellos son los encargados de traer y llevar a los canes los cuales unos a otros no se reconocen porque no siempre son los mismos e incluso estos perros ignoran el dinero que sus dueños PAGAN sin saber que por periodos los mantienen allí.
Mi transitar por esa calle es habitual, un día jueves miré a los perros y ellos no me miraron pero tampoco dejaban de ladrar, menear el rabo, inspeccionar el lugar con su olfato, como si estuvieran inquietos, inconformes, obligados a permanecer allí –inocentes e indefensos- contaminando todo el ambiente con sus aromas pestilentes.
Con mi viejo cubre-bocas que me sirvió para no contagiarme de “influenza” cuando Felipe salvo al país de esta enfermedad, y Fidel hizo héroe al niño de La Gloria por su puntual ingesta de pastillas de paracetamol, permanecí perturbado desde la calle empedrada observando el comportamiento de los canes. Y sí creo que hasta entre los perros hay razas…
Por la acera –del número 68- nadie circula, quizás tengamos miedo de ser alcanzados por cualquier hocico perruno salido de entre rejas oxidadas que custodian el interior de la casa que tiene nuevo el chacuaco de la chimenea. Junto al Jardín de Niños se oye que ladran los perros y se siente en el aire el pestilente olor que proviene de la casa de las mascotas marginadas. Dentro del contexto urbano es un espacio arquitectónico sin tiempo como una sorpresa ante lo que vemos todos los días pero nunca miramos. En ese lugar anida la tristeza.
barrenador@yahoo.com
Alejandro Hernández .
En el numero 68 de la calle “Álamos” hubo una pelea de perros. En la casa de esa calle que luce empedrada es común mirar diferentes perros cada uno con su fina raza, allí como olvidados por unos días en sus heces, en sus aromas pestilentes, en los patios y dentro de una casa deshabitada por humanos pero que alberga a estos otros animales.
A ratos la dignidad humana, por no decir la vergüenza, hace que personas que tienen las llaves de las puertas y que llegan conduciendo una elegante furgoneta, limpien el lugar como si trabajaran para alguien o para una gran empresa dedicada a los perros y otros animales. Y -por supuesto- ellos son los encargados de traer y llevar a los canes los cuales unos a otros no se reconocen porque no siempre son los mismos e incluso estos perros ignoran el dinero que sus dueños PAGAN sin saber que por periodos los mantienen allí.
Mi transitar por esa calle es habitual, un día jueves miré a los perros y ellos no me miraron pero tampoco dejaban de ladrar, menear el rabo, inspeccionar el lugar con su olfato, como si estuvieran inquietos, inconformes, obligados a permanecer allí –inocentes e indefensos- contaminando todo el ambiente con sus aromas pestilentes.
Con mi viejo cubre-bocas que me sirvió para no contagiarme de “influenza” cuando Felipe salvo al país de esta enfermedad, y Fidel hizo héroe al niño de La Gloria por su puntual ingesta de pastillas de paracetamol, permanecí perturbado desde la calle empedrada observando el comportamiento de los canes. Y sí creo que hasta entre los perros hay razas…
Por la acera –del número 68- nadie circula, quizás tengamos miedo de ser alcanzados por cualquier hocico perruno salido de entre rejas oxidadas que custodian el interior de la casa que tiene nuevo el chacuaco de la chimenea. Junto al Jardín de Niños se oye que ladran los perros y se siente en el aire el pestilente olor que proviene de la casa de las mascotas marginadas. Dentro del contexto urbano es un espacio arquitectónico sin tiempo como una sorpresa ante lo que vemos todos los días pero nunca miramos. En ese lugar anida la tristeza.
barrenador@yahoo.com
Paseos
Paseos
De Tek Thor Samperio
Una noche más

China y el mercado local.
El ataque de los pajaros, ciudad de tordos.

Esta es una obra.
Líneas
Líneas
Marco Cerdio Roussell
El aceite. La lluvia. El lento acumularse sobre los parabrisas. A veces no se calcula la distancia. El auto sale disparado. Otras veces es un deslave. Todo avanza tan plácidamente hasta que el barro rojo de la montaña irrumpe en tu trayectoria. Entonces, sólo un minuto antes de morir ubicamos la debilidad del metal, el tremendo parecido entre éste y el papel de los modelos que lo antecedieron en la existencia.
A veces uno se libra. Los frenos. Ve las cruces amontonándose a la orilla de la carretera y sólo imagina lo que pudo pasar. Otras veces es la neblina, la bruma, el calentamiento de los frenos o tan sólo una vaca que sintió la calidez del asfalto en las tierras altas o la humedad de la noche.
Por eso hay que fijarse en las rayas blancas. Líneas continuas o discontinuas. El papel pautado del asfalto. La oscuridad de la carretera. Uno se aferra a las líneas como si ello dependiera la vida. Olvida los sonidos de alrededor, la maraña de distractores, las extrañas historias que creemos entrever con el rabillo del ojo.
Es como estar en medio de una fiesta con el whiskey despedazando el paladar mientras los oídos se despedazan por el repetitivo retumbar de la música. Es como no ver el cuerpo delgado, frágil y núbil que se estremece a la derecha de uno. Los bultos que se vuelven brumosos en medio de ese no avance de la noche. Apenas y alcanzamos a entrever los colores, el eco de los aromas, la humedad de los cuerpos encerrados tan próximamente.
Uno avanza como una bestia. Apenas intuyendo el arriba y el abajo, el sin mañana de ese mañana que se adivina en las luces que brillan en el techo. Los estrobos. El eco electrónico de un lugar distante que se pega en la piel. Algún eco marino que sólo nos indica que la vejiga está llena y uno debe avanzar a trompicones. Entras al baño. La gente hace fila para entrar a los últimos retretes más o menos limpios. Te encierras.
La carretera está llena de peligros. Tu apenas eres consciente de ellos. Las curvas, los deslaves de barro rojo. Tu te apegas a la línea, la sigues, sabes que en medio de su blanca textura esta tu camino.
Marco Cerdio Roussell
El aceite. La lluvia. El lento acumularse sobre los parabrisas. A veces no se calcula la distancia. El auto sale disparado. Otras veces es un deslave. Todo avanza tan plácidamente hasta que el barro rojo de la montaña irrumpe en tu trayectoria. Entonces, sólo un minuto antes de morir ubicamos la debilidad del metal, el tremendo parecido entre éste y el papel de los modelos que lo antecedieron en la existencia.
A veces uno se libra. Los frenos. Ve las cruces amontonándose a la orilla de la carretera y sólo imagina lo que pudo pasar. Otras veces es la neblina, la bruma, el calentamiento de los frenos o tan sólo una vaca que sintió la calidez del asfalto en las tierras altas o la humedad de la noche.
Por eso hay que fijarse en las rayas blancas. Líneas continuas o discontinuas. El papel pautado del asfalto. La oscuridad de la carretera. Uno se aferra a las líneas como si ello dependiera la vida. Olvida los sonidos de alrededor, la maraña de distractores, las extrañas historias que creemos entrever con el rabillo del ojo.
Es como estar en medio de una fiesta con el whiskey despedazando el paladar mientras los oídos se despedazan por el repetitivo retumbar de la música. Es como no ver el cuerpo delgado, frágil y núbil que se estremece a la derecha de uno. Los bultos que se vuelven brumosos en medio de ese no avance de la noche. Apenas y alcanzamos a entrever los colores, el eco de los aromas, la humedad de los cuerpos encerrados tan próximamente.
Uno avanza como una bestia. Apenas intuyendo el arriba y el abajo, el sin mañana de ese mañana que se adivina en las luces que brillan en el techo. Los estrobos. El eco electrónico de un lugar distante que se pega en la piel. Algún eco marino que sólo nos indica que la vejiga está llena y uno debe avanzar a trompicones. Entras al baño. La gente hace fila para entrar a los últimos retretes más o menos limpios. Te encierras.
La carretera está llena de peligros. Tu apenas eres consciente de ellos. Las curvas, los deslaves de barro rojo. Tu te apegas a la línea, la sigues, sabes que en medio de su blanca textura esta tu camino.
Fut Callejero (Pura Diversion)
Fut callejero
De Luis Navarro Arteaga
La Maldita Vecindad, con estilo festivo, propone que lo verdaderamente importante es disfrutar, con los amigos del barrio, del deporte más popular del mundo, sin todo lo que lo rodea: la televisión, los fichajes millonarios y la violencia del fanático; Aquí lo importante es quedarse con lo básico, regresar a la infancia cuando la cascarita era el proyecto al más corto plazo; el futbol como el camino más corto y barato para hacer deporte, integrarse a la comunidad y conquistar el territorio que se tiene más a la mano o al pie: la Calle.
De Luis Navarro Arteaga
La Maldita Vecindad, con estilo festivo, propone que lo verdaderamente importante es disfrutar, con los amigos del barrio, del deporte más popular del mundo, sin todo lo que lo rodea: la televisión, los fichajes millonarios y la violencia del fanático; Aquí lo importante es quedarse con lo básico, regresar a la infancia cuando la cascarita era el proyecto al más corto plazo; el futbol como el camino más corto y barato para hacer deporte, integrarse a la comunidad y conquistar el territorio que se tiene más a la mano o al pie: la Calle.
Algo de mí
Algo de mi
Roberto Rosales Martinez.
Perspectiva y gravedad
Desde la azotea la visión es maravillosa, tendederos formando telarañas, tinacos como un batallón de ballenas y depósitos de gas como dragones dormidos, no veas para abajo, dijo mi madre que le gustaba caminar por cornisas, siempre ha sido emocionante probar lo prohibido, así que me tendía boca abajo sobre el piso y mi cabeza en el vacío echando miradas llenas de adrenalina, poco a poco me tranquilizaba y empezaba a lanzar escupitajos a esas chingaderas que caminaban por las aceras y se veían como hormigas de colores. Era para mí todo el espacio, el smog.
Un día empecé a hacerme invisible para la familia, nadie preguntaba por mí a la hora de la cena, fue cuando hice mi refugio en la azotea, tendido boca arriba formaba mis constelaciones, los astros, los únicos que me merecían.
Nunca resentí la ausencia de amigos, pues ya había un rumor entre los vecinos de esta rara afición a la soledad, esta famita me sirvió cuando entré a la pubertad o cuando la pubertad entró en mí, ya rondaban las primeras niñas llenas de curiosidad a las que yo de manera furtiva invitaba a subir una por una a mi guarida al aire libre.
Eran mis tardes de inauguración en pechos con pezones dibujados y mi incesante labor de darles forma, pasaban horas, corpiños y masturbaciones hasta que llegó Mónica y su catálogo de perversión.
A partir de Mónica y su tiempo conmigo, fue que dejé mi curiosidad en otros cuerpos postergada, y como una expedición de National Geographic, me interné en sus poros, me dediqué a sudar y a escribir mis descubrimientos, tengo un plano a color de su clítoris y mi niñez luida.
Primero boca abajo luego boca arriba, día y noche.
Si Mónica no llegaba, le hacía el amor a la ropa tendida de las vecinas, llena de aire me llamaba con sus mangas, bajaba faldas y calzones, yo también me tendía al sol.
Cuando Mónica se volvió vacio en mi alma y ausencia en este cuerpo, dejé de ir a casa, me alimentaba de plantas que había en macetas y después vomitaba, como perro purgado, lleno de nada.
Un día regresó, misma sonrisa, ya no estaba seguro de quererla, la tomé de los brazos, luego mi antebrazo por su cuello, con la otra mano acaricie sus muslos, sus orillas eran peligrosas como las de este edificio, sé que no estoy diseñado para sufrir.
La vista desde la azotea es maravillosa,
Abajo, sobre la acera, una coyolxauhqui terrenal.
La vista desde aquí es maravillosa.
Roberto Rosales Martínez
Nací en Poza Rica hace años
Sigo vivo.
Roberto Rosales Martinez.
Perspectiva y gravedad
Desde la azotea la visión es maravillosa, tendederos formando telarañas, tinacos como un batallón de ballenas y depósitos de gas como dragones dormidos, no veas para abajo, dijo mi madre que le gustaba caminar por cornisas, siempre ha sido emocionante probar lo prohibido, así que me tendía boca abajo sobre el piso y mi cabeza en el vacío echando miradas llenas de adrenalina, poco a poco me tranquilizaba y empezaba a lanzar escupitajos a esas chingaderas que caminaban por las aceras y se veían como hormigas de colores. Era para mí todo el espacio, el smog.
Un día empecé a hacerme invisible para la familia, nadie preguntaba por mí a la hora de la cena, fue cuando hice mi refugio en la azotea, tendido boca arriba formaba mis constelaciones, los astros, los únicos que me merecían.
Nunca resentí la ausencia de amigos, pues ya había un rumor entre los vecinos de esta rara afición a la soledad, esta famita me sirvió cuando entré a la pubertad o cuando la pubertad entró en mí, ya rondaban las primeras niñas llenas de curiosidad a las que yo de manera furtiva invitaba a subir una por una a mi guarida al aire libre.
Eran mis tardes de inauguración en pechos con pezones dibujados y mi incesante labor de darles forma, pasaban horas, corpiños y masturbaciones hasta que llegó Mónica y su catálogo de perversión.
A partir de Mónica y su tiempo conmigo, fue que dejé mi curiosidad en otros cuerpos postergada, y como una expedición de National Geographic, me interné en sus poros, me dediqué a sudar y a escribir mis descubrimientos, tengo un plano a color de su clítoris y mi niñez luida.
Primero boca abajo luego boca arriba, día y noche.
Si Mónica no llegaba, le hacía el amor a la ropa tendida de las vecinas, llena de aire me llamaba con sus mangas, bajaba faldas y calzones, yo también me tendía al sol.
Cuando Mónica se volvió vacio en mi alma y ausencia en este cuerpo, dejé de ir a casa, me alimentaba de plantas que había en macetas y después vomitaba, como perro purgado, lleno de nada.
Un día regresó, misma sonrisa, ya no estaba seguro de quererla, la tomé de los brazos, luego mi antebrazo por su cuello, con la otra mano acaricie sus muslos, sus orillas eran peligrosas como las de este edificio, sé que no estoy diseñado para sufrir.
La vista desde la azotea es maravillosa,
Abajo, sobre la acera, una coyolxauhqui terrenal.
La vista desde aquí es maravillosa.
Roberto Rosales Martínez
Nací en Poza Rica hace años
Sigo vivo.
Quimeras
Quimeras
Adrian Salas
En la vida a veces uno busca quimeras
Como agua bendita para ungirse
Uno busca entre miradas soñolientas y
asoleadas o entre los labios de a mujer que
la vida nos entrega.
Quimera y azares
de un rolador de la noche
que nunca esta vacía.
Poza Rica Rol
Poza Rica ¡Bang!
Poza Rica desnuda y fragante.
Su aliento a mujer le llama
alienta mi espíritu a buscar entre sus noches
dónde la cumbia y el mambo 5 suenan
al compás de la serpiente que ondula
su desnudo cuerpo.
Noche morena de salsa y cervezas en Garibaldi.
Allá
los campos del asfalto me saludan,
abren los ojos como platos
me reconocen entre el bullicio
mientras abrimos las manos como cartas
o como caguamas que rolan.
La banda de Garibaldi,
se asoma a espiar la noche que mira
la puerta del puente
donde la muerte suave no es muerte,
sino una eterna cicatriz que gotea.
Es la finanza, la caoba, el trigal, el camello,
una voz para abrir puertas
y los ojos una ninfa adolescente.
El puente como único sitio de salida
y entrada al inframundo
en donde los chamales del asfalto reinan,
señores de la noche,
colibríes del lado izquierdo de la calle,
acurrucan su deseo al sino de las estrellas
al lado de la quimera del puente.
Embriaguez de noche.
Aquí,
Poza Rica relampaguea en un espejo de placer
que es vertiginoso en los suburbios esmeraldas
cenizas gaviotas revivida.
No hay viento más triste que el del aburrimiento
en una calle desnuda y caliente,
no hay dolor más grande que el del mar a la noche
porque el día no mira de frente.
La ninfa ríe
y el universo sonríe con ella
mientras bebe de su caguama
quimeras de soles se alzan.
Ella mujer Ocelotl
Ocelotzin
jaguarcito con ojos amarillos y lustrosos
enmarcados de una bóveda roja.
Mira como maraca o como güiro
o como un violín
el tictac de la noche,
algo de Dios sostiene este festín
algo de Dios vivo o celeste, mira sus arrullos
y protege sus pasos de regreso del puente.
Como crece la edad, crece la adrenalina
como crece el árbol, ve sus frutos
como Poza Rica ve sus hijos de la noche
Mira el puente al viaje del regreso...
Adrian Salas
En la vida a veces uno busca quimeras
Como agua bendita para ungirse
Uno busca entre miradas soñolientas y
asoleadas o entre los labios de a mujer que
la vida nos entrega.
Quimera y azares
de un rolador de la noche
que nunca esta vacía.
Poza Rica Rol
Poza Rica ¡Bang!
Poza Rica desnuda y fragante.
Su aliento a mujer le llama
alienta mi espíritu a buscar entre sus noches
dónde la cumbia y el mambo 5 suenan
al compás de la serpiente que ondula
su desnudo cuerpo.
Noche morena de salsa y cervezas en Garibaldi.
Allá
los campos del asfalto me saludan,
abren los ojos como platos
me reconocen entre el bullicio
mientras abrimos las manos como cartas
o como caguamas que rolan.
La banda de Garibaldi,
se asoma a espiar la noche que mira
la puerta del puente
donde la muerte suave no es muerte,
sino una eterna cicatriz que gotea.
Es la finanza, la caoba, el trigal, el camello,
una voz para abrir puertas
y los ojos una ninfa adolescente.
El puente como único sitio de salida
y entrada al inframundo
en donde los chamales del asfalto reinan,
señores de la noche,
colibríes del lado izquierdo de la calle,
acurrucan su deseo al sino de las estrellas
al lado de la quimera del puente.
Embriaguez de noche.
Aquí,
Poza Rica relampaguea en un espejo de placer
que es vertiginoso en los suburbios esmeraldas
cenizas gaviotas revivida.
No hay viento más triste que el del aburrimiento
en una calle desnuda y caliente,
no hay dolor más grande que el del mar a la noche
porque el día no mira de frente.
La ninfa ríe
y el universo sonríe con ella
mientras bebe de su caguama
quimeras de soles se alzan.
Ella mujer Ocelotl
Ocelotzin
jaguarcito con ojos amarillos y lustrosos
enmarcados de una bóveda roja.
Mira como maraca o como güiro
o como un violín
el tictac de la noche,
algo de Dios sostiene este festín
algo de Dios vivo o celeste, mira sus arrullos
y protege sus pasos de regreso del puente.
Como crece la edad, crece la adrenalina
como crece el árbol, ve sus frutos
como Poza Rica ve sus hijos de la noche
Mira el puente al viaje del regreso...
Muro
Muro
De Halma Chavez
En su álbum “11 maneras de ponerse un sombrero”, Miguel Bose interpreta una canción que evoca la añoranza de libertad, limitada por un muro de agua salada… caminar por la calle, sin escape, hasta que la desesperanza le hace volver los pasos y entender que la soledad provoca una sensación de rebeldía ante un mundo con cambios en los que apenas participa, con sueños alimentados de noticias allende el mar… hasta que la quimera aparece justo en el muro, a punto de volar...
De Halma Chavez
En su álbum “11 maneras de ponerse un sombrero”, Miguel Bose interpreta una canción que evoca la añoranza de libertad, limitada por un muro de agua salada… caminar por la calle, sin escape, hasta que la desesperanza le hace volver los pasos y entender que la soledad provoca una sensación de rebeldía ante un mundo con cambios en los que apenas participa, con sueños alimentados de noticias allende el mar… hasta que la quimera aparece justo en el muro, a punto de volar...
Hay lugares que tienen sentido
Hay Lugares que tienen sentido
Livia Díaz
del semáforo de la Puebla al poema
de Livia Díaz
Hay lugares que tienen sentido
hay canciones con las que esos lugares
se sienten
allí en donde no estés
pero la imagen
y su canción, está en la radio
y tú,
tienen magia
allí queda
yo abro los ojos
y las veo
la noche
la luz
y la nostalgia
llenan mi vacío entonces
y la música suena
y veo en la música
su imagen
y no hace falta nada
no haces falta
no falta nadie, solo
ese lugar de nuevo
y la canción
que suene
que sea música
ese sentido
otra vez y otra vez
que esa canción nos una
sin estarlo
en ese lugar
que esa es la imagen
y la luz
y ese el sentimiento
que me ata a él
que la luz
y la noche
y el camino al puente de Poza Rica
sea llegada
otra vez
y otra vez
con esa canción
y que vuelva a verme sentir
otra vez y otra vez
al mirar
la noche
la confusión
con un trío de palomas revoloteando en el estómago
la ruta del autobús
la Petromex
y ese dolor lejano
y la nostalgia
que huele
otra vez y otra vez
dentro del corazón
habla
mientras viaje
que aún no comienzo
a otro lugar
que cobra sentido
otra vez y otra vez
con esa canción.
Livia Díaz
del semáforo de la Puebla al poema
de Livia Díaz
Hay lugares que tienen sentido
hay canciones con las que esos lugares
se sienten
allí en donde no estés
pero la imagen
y su canción, está en la radio
y tú,
tienen magia
allí queda
yo abro los ojos
y las veo
la noche
la luz
y la nostalgia
llenan mi vacío entonces
y la música suena
y veo en la música
su imagen
y no hace falta nada
no haces falta
no falta nadie, solo
ese lugar de nuevo
y la canción
que suene
que sea música
ese sentido
otra vez y otra vez
que esa canción nos una
sin estarlo
en ese lugar
que esa es la imagen
y la luz
y ese el sentimiento
que me ata a él
que la luz
y la noche
y el camino al puente de Poza Rica
sea llegada
otra vez
y otra vez
con esa canción
y que vuelva a verme sentir
otra vez y otra vez
al mirar
la noche
la confusión
con un trío de palomas revoloteando en el estómago
la ruta del autobús
la Petromex
y ese dolor lejano
y la nostalgia
que huele
otra vez y otra vez
dentro del corazón
habla
mientras viaje
que aún no comienzo
a otro lugar
que cobra sentido
otra vez y otra vez
con esa canción.
Un viernes cualquiera
Un viernes cualquiera
Alí Reyes
Es un viernes cualquiera en la ciudad de Poza Rica, las once de la mañana, un clima despejado, los rayos del sol se muestran intensos y deseosos de acercarse a abrazar a la ciudad, un grupo de amigos se disponen a salir de excursión por la ciudad, se ponen de acuerdo compran algunas cosas y deciden partir.
Sin saber el destino, comienzan a reír mientras sus pasos recorren parte del boulevard Adolfo Ruiz Cortínez, un sonido fuerte y con ritmo se avecina mientras los jóvenes se acercan al parque Juárez; frente al palacio municipal toca una banda de guerra, practicando al compás de la corneta y el tambor, los chicos se mueven al ritmo de la banda mientras disfrutaban del momento.
Conforme más se adentran, las calles se hacían más pequeñas y silenciosas, como pasadizos o un laberinto se asemejan los callejones de la colonia Chapultepec; el grupo de amigos se dirige al parque de las Américas para admirar la ciudad al resplandor del mediodía, cruzan un puente en el que se apreciaba una corriente poco densa la cual arrastraba basura que los vecinos arrojaban, personas que carecen de moral y educación.
Aproximándose al destino se topan con un camino ligero de abundantes escalones el cual no parece tener final, comenzando a subir el cansancio se manifestó de inmediato dejando agotados a los aventureros a la mitad del camino, por un momento descansan sentados en un escalón mirando el paisaje.
Las doce del día, el sol jocoso y el aire es como un caluroso suspiro en el oído, de esos que incomodan, están a punto de llegar al mirador, para poder admirar toda la ciudad, por lo cual se comienzan a entusiasmar y se apresuraban a subir, y entre platicas se acomodan arriba entre los postes y observaron la bella y muy populosa ciudad de Poza Rica, parte por parte, tratando de buscar sus casas y otras calles, poniéndose a jugar sobre, quien encontraba primero el lugar que decían los demás.
Después de un rato, uno de ellos fue a la tienda a buscar un taco de cáncer para calmar sus ansias, se encontraban platicando mientras otro recibió la llamada de una amiga quien también iría al mirador, minutos más tarde la joven muchacha llegó con su sonrisa tan característica y a pasos muy poco femeninos se acerco saludando.
Cerca de ese lugar el grupo de amigos pudo percibir a dos jóvenes semidesnudos jugando en el patio de su casa; la chica muy delgada y con cabello muy rojizo, tenia puesto un short pequeño y una blusita color rosa, y el joven con un cabello alborotado traía solo una bermuda a cuadros verde con negro, eran seguidos por un perro de un color entre gris y blanco quien se veía muy juguetón.
Debido a los fuertes y picosos rayos del sol, los jóvenes se dispusieron a volver, abajo, al mercado Poza Rica para cada que cada uno tomara el transporte para ir a sus casas; bajaron por el mismo lugar, si, los mismos escalones que parecen ser eternos; pero camino abajo después de pasar por el arroyito, cruzando el puente, se encontraron con el "peque Nava", un lugarcito muy bien escondido entre los callejones de la colonia Chapultepec en el que los chicos se estacionaron a tomar un refrescante trago para calmar su calor; risas, diversión, anécdotas e historias de amor fueron parte de la conversación, un momento muy intimo que quedo plasmado en imágenes.
Tiempo más tarde, después de la traviesa aventura, el grupo de amigos regresan a la concurrida y superficial ciudad, escasa de silencio y de momentos pacíficos; los chicos, dispuestos a regresar otro día se despiden y cada uno toma un camino diferente, para terminar así la pequeña aventura por las desconocidas callecitas de la ciudad, y para contemplar la ciudad en lo más alto, el mirador del parque de las Américas.
La ciudad de Poza Rica es pequeña, pero llena de vida, el movimiento es inevitable, jóvenes y niños que van a la escuela desde temprano, los que van a trabajar, señoras que se despiertan temprano para vestir a sus hijos, el transporte escolar, un sinfín de vida cada día, pero al mismo tiempo, existen lugares donde se vive una tranquilidad y una calma; lugares que uno no ve con facilidad, solo es cuestión de adentrarse a las pequeñas calles, conocer los callejones, admirar la ciudad, encontrar lo hermoso en lo más sencillo, entonces se descubre que la ciudad es más tranquila de lo que uno puede percibir.
Alí Reyes
Es un viernes cualquiera en la ciudad de Poza Rica, las once de la mañana, un clima despejado, los rayos del sol se muestran intensos y deseosos de acercarse a abrazar a la ciudad, un grupo de amigos se disponen a salir de excursión por la ciudad, se ponen de acuerdo compran algunas cosas y deciden partir.
Sin saber el destino, comienzan a reír mientras sus pasos recorren parte del boulevard Adolfo Ruiz Cortínez, un sonido fuerte y con ritmo se avecina mientras los jóvenes se acercan al parque Juárez; frente al palacio municipal toca una banda de guerra, practicando al compás de la corneta y el tambor, los chicos se mueven al ritmo de la banda mientras disfrutaban del momento.
Conforme más se adentran, las calles se hacían más pequeñas y silenciosas, como pasadizos o un laberinto se asemejan los callejones de la colonia Chapultepec; el grupo de amigos se dirige al parque de las Américas para admirar la ciudad al resplandor del mediodía, cruzan un puente en el que se apreciaba una corriente poco densa la cual arrastraba basura que los vecinos arrojaban, personas que carecen de moral y educación.
Aproximándose al destino se topan con un camino ligero de abundantes escalones el cual no parece tener final, comenzando a subir el cansancio se manifestó de inmediato dejando agotados a los aventureros a la mitad del camino, por un momento descansan sentados en un escalón mirando el paisaje.
Las doce del día, el sol jocoso y el aire es como un caluroso suspiro en el oído, de esos que incomodan, están a punto de llegar al mirador, para poder admirar toda la ciudad, por lo cual se comienzan a entusiasmar y se apresuraban a subir, y entre platicas se acomodan arriba entre los postes y observaron la bella y muy populosa ciudad de Poza Rica, parte por parte, tratando de buscar sus casas y otras calles, poniéndose a jugar sobre, quien encontraba primero el lugar que decían los demás.
Después de un rato, uno de ellos fue a la tienda a buscar un taco de cáncer para calmar sus ansias, se encontraban platicando mientras otro recibió la llamada de una amiga quien también iría al mirador, minutos más tarde la joven muchacha llegó con su sonrisa tan característica y a pasos muy poco femeninos se acerco saludando.
Cerca de ese lugar el grupo de amigos pudo percibir a dos jóvenes semidesnudos jugando en el patio de su casa; la chica muy delgada y con cabello muy rojizo, tenia puesto un short pequeño y una blusita color rosa, y el joven con un cabello alborotado traía solo una bermuda a cuadros verde con negro, eran seguidos por un perro de un color entre gris y blanco quien se veía muy juguetón.
Debido a los fuertes y picosos rayos del sol, los jóvenes se dispusieron a volver, abajo, al mercado Poza Rica para cada que cada uno tomara el transporte para ir a sus casas; bajaron por el mismo lugar, si, los mismos escalones que parecen ser eternos; pero camino abajo después de pasar por el arroyito, cruzando el puente, se encontraron con el "peque Nava", un lugarcito muy bien escondido entre los callejones de la colonia Chapultepec en el que los chicos se estacionaron a tomar un refrescante trago para calmar su calor; risas, diversión, anécdotas e historias de amor fueron parte de la conversación, un momento muy intimo que quedo plasmado en imágenes.
Tiempo más tarde, después de la traviesa aventura, el grupo de amigos regresan a la concurrida y superficial ciudad, escasa de silencio y de momentos pacíficos; los chicos, dispuestos a regresar otro día se despiden y cada uno toma un camino diferente, para terminar así la pequeña aventura por las desconocidas callecitas de la ciudad, y para contemplar la ciudad en lo más alto, el mirador del parque de las Américas.
La ciudad de Poza Rica es pequeña, pero llena de vida, el movimiento es inevitable, jóvenes y niños que van a la escuela desde temprano, los que van a trabajar, señoras que se despiertan temprano para vestir a sus hijos, el transporte escolar, un sinfín de vida cada día, pero al mismo tiempo, existen lugares donde se vive una tranquilidad y una calma; lugares que uno no ve con facilidad, solo es cuestión de adentrarse a las pequeñas calles, conocer los callejones, admirar la ciudad, encontrar lo hermoso en lo más sencillo, entonces se descubre que la ciudad es más tranquila de lo que uno puede percibir.
Duelo
Duelo
Oscar Sanchez
Hoy duele la patria, como duele tu ausencia
la noche negra enluta al País, como nubla mi existencia
de rojo teñiste el suelo, humo negro calcinó los cuerpos
El cielo lloró como lloran los deudos...
sin embargo, hoy no tengo lágrimas, me siento vacío
me siento absurdo, indignado en un país de indignos.
Hoy tu ausencia me pesa más, me pesa como no tienes idea
Los ánimos no llegan, no quisiera decirlo: Hemos perdido.
Perdimos todos, te perdí a ti, perdimos todos…
Oscar Sanchez
Hoy duele la patria, como duele tu ausencia
la noche negra enluta al País, como nubla mi existencia
de rojo teñiste el suelo, humo negro calcinó los cuerpos
El cielo lloró como lloran los deudos...
sin embargo, hoy no tengo lágrimas, me siento vacío
me siento absurdo, indignado en un país de indignos.
Hoy tu ausencia me pesa más, me pesa como no tienes idea
Los ánimos no llegan, no quisiera decirlo: Hemos perdido.
Perdimos todos, te perdí a ti, perdimos todos…
Joven camina a través de América
Guy Walks Across America
Es el nombre del proyecto que durante 14 días, seis jóvenes estadounidenses nos muestran, un viaje de costa a costa (New York - San Francisco), utilizando el sistema de “Stop Motion” y “Time Lapse”.
Es el nombre del proyecto que durante 14 días, seis jóvenes estadounidenses nos muestran, un viaje de costa a costa (New York - San Francisco), utilizando el sistema de “Stop Motion” y “Time Lapse”.
(Joven camina a través de América)
(Caminata a través de América - detrás de camaras)
Direccion: http://www.youtube.com/user/walkUSA
Francis Alÿs del flâneur a la poética urbana.
Francis Alÿs del flâneur a la poética urbana.
Aley Bautista García.
En el mundo del arte muchas obras debido a su naturaleza multiforme se definen diluyentes, estas mantienen incertada la poesía del contexto de donde se generan o donde se suscitan y su forma esta entrelazada por los medios y materiales que las vuelven inquietantes , el arte conceptual ha asentuado este valor debido a los procesos que los artistas someten a sus obras donde no radica en delimitar los materiales si no que es llevado a crear un andamiaje de acciones o piezas que manifiestan el concepto propuesto o bien son tan solo un registro temporal del autor.
En diversas obras de Francis Alÿs Antwerp, Belgica 1959 se encuentra este razgo, se perciben autónomas y se vuelven particulares al subrayar dentro de si una geografía, un contexto y tambien una urbanidad.
Asumiendo la envestidura de artista-flâneur Alÿs no tan solo marca una trayectoria geográfica sino propone una poética en la cual suscitan una polisemia y un cúmulo de historias.
En la siguiente obra hecha en mexico en 1997 haciendo un performance y documentado en película la metáfora aparece con el discurrir del tiempo en donde un hombre arrastra un bloque de hielo por las calles de una ciudad hasta volverse nada.
Praxis 1, Sometimes Making Something Leads to Nothing. ( A veces hacer algo no lleva a nada ) 1997
Francis Alÿs, creador de metáforas citadinas.
Francis Alÿs , creador de metáforas citadinas
Aley Bautista García.
Dentro de sus obras aborda una forma muy interdisciplinaria de crear , en esta pieza "un hombre traza una linea ... " mientras dispara una bengala a cada 30 pasos; se asume tanto performance y estudio urbanístico citadino. Desarrolla una cartografía de Atenas , Grecia que le ayuda a través de su intensa observación contextual a recrear una metáfora de la ciudad.
Francis Alÿs - A Man Traces A Line ... (Un hombre traza una linea ...) 2003
Curriculum
Viajan en "Con el asfalto en la piel/Cronicas urbanas" :
Oscar Sanchez Santillan:
Nace en Teoloyucan Etado de México, Egresado de la Escuela Nacional de Estudios Profesionales Acatlan, Hoy Facultad de estudios Profesionales Acatlan, en la Licenciatura en Derecho, militante, activista de movimientos sociales y politicos, vinculados a la izquierda, actualmente funge como Secretario Patrono en la Escuela Libre de Homeopatia de Mexico Institucion de Asistencia Privada, dependiente de la Junta de Asistencia Privada del Distrito Federal, en Tw es @oskaroos
Mirna Arenas
Vive en la calle melancolía y es queridísima de Alma Chávez, Aley Bautista y Luis Navarro Arteaga no le gustan los abrazos... y siempre miente
Eddy Morales
Estudiante de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de la Huasteca Veracruzana
Roberto Rosales Martínez
Integrante del grupo literario “taller de locos”
Ex colaborador del periódico Noreste con la columna “ruido de fondo”
Ex integrante de la casa del escritor de Cancún
Publicaciones en la revista “Tropo a la uña”
Publicaciones en la revista “Trazluz” de casa de cultura de Poza Rica.
Próximamente “el hombre con anteojos”
Alí Reyes
Poeta. Estudia comunicación en la Universidad Veracruzana y es autor del blog “Realidad de los que sobran”, ha publicado en el blog “La Burrita” de la materia de redacción de la UHV.
Adrian Salas
Promotor cultural, historiador y paleógrafo. Ha realizado exposiciones en Veracruz, Queretaro y Buenos Aires Arg. , fundador del taller de promotoría cultural Andros Arte y Cutura www.tallerandros.net
Livia Diaz
(D.F., 1965) Poeta y periodista. Promotora de lectura. Edita el blog huasteco.info
Alejandro Hernandez Lopez
Escribidor de la columna de greguerías “Arte y mester”
Víctor Argüelles
(Tuxpan, Veracruz, 1973). Licenciado en Artes plásticas, por la Universidad Veracruzana y Diplomado Programa escritura creativa por la Universidad del Claustro de Sor Juana. Textos suyos han sido traducidos al neerlandés para la revista virtual Decontrabas poëzienieuws. Ha publicado en revistas y blogs literarios de México, España, Bélgica, Ecuador y Guatemala. Como artista plástico ha presentado más de 10 exposiciones individuales en Chiapas, Campeche, Estado de México y Ciudad de México. Ha participado en más de 50 exposiciones colectivas. Becario del Instituto Veracruzano de Cultura, Jóvenes Creadores, en Artes Plásticas. Su obra forma parte de la galería virtual artejoven.com y ha sido publicada en distintos medios de circulación estatal y nacional. Actualmente radica en Ecatepec, Edo. de Méx., donde labora como catedrático universitario y artista visual independiente. Mantiene el blog: ruidorojo-menteenblanco.blogspot.com
Velher Sol de Oro
Fotografo. Precursor de la re-evolucion real y metaforica de la humanidad. “El amor. Las artes. La racionalidad y la irracionalidad. El surrealismo. La detracción”
Marco Antonio Cerdio Roussell
(1975) Originario de San Rafael Veracruz pero radicado alternativamente en Puebla, el D.F. y Aguascalientes. Es doctor en Teoría Literaria por la UAM-Iztapalapa y combina la docencia universitaria con la creación literaria. Siente una particular fascinación por la crónica.
David Castillo Morales
Veracruz Ver, 1947. Maestro en Artes Plásticas, con especialidad en escultura, por la Escuela de Artes Plásticas del INBA en Veracruz. Imparte el taller multitudinario de “Experimentación gráfica” Festival de la Identidad. Cumbre Tajín. 2008 Parque Temático Tukilhsukut. Papantla, Ver. Instructor del Modulo de terapia Artística dentro del “Diplomado en Psicopatología y Neuromotricidad Infantil”, Organizado por I. S. S. S. T. E. P. de la ciudad de Puebla, Puebla. Maestro de Escultura de la Casa de Cultura del Puerto de Veracruz, Atarazanas, Ver. Fue Maestro de Educación Artística (Dibujo) en el Instituto América, A. C. Sección Secundaria. Cuenta con múltiples exposiciones en colectivos como Contemporarte, Colectivo de arte, Pintores veracruzanos, Pintores Independientes y 8en la plástica, Tianguis cultural, Tianguis de cultura popular y Feria de la Industrias culturales.
Oscar Sanchez Santillan:
Nace en Teoloyucan Etado de México, Egresado de la Escuela Nacional de Estudios Profesionales Acatlan, Hoy Facultad de estudios Profesionales Acatlan, en la Licenciatura en Derecho, militante, activista de movimientos sociales y politicos, vinculados a la izquierda, actualmente funge como Secretario Patrono en la Escuela Libre de Homeopatia de Mexico Institucion de Asistencia Privada, dependiente de la Junta de Asistencia Privada del Distrito Federal, en Tw es @oskaroos
Luis Navarro Arteaga
Periodista desde 1989. Lic. En Ciencias y Tecnicas de la Comunicacion. Diplomado en Periodismo Cultural, en Periodismo de Investigacion, en Fotografia y videos aplicados a la investigación social y en Etica periodística. Promotor cultural. Catedratico universitario. Coautor del libro “Poza Rica: Cultura y diversidad”. Director de la pagina Enteratever.com. Web master del sitio oficial del Ayuntamiento de Poza Rica. Creador de Obrero de la palabra. Blogspot.com
Aley Bautista
Artista visual. DJ. Viajero en el tiempo.
Alma Chavez
Culturera, escriVana, mitotera. Le entra al teatro, literatura, organización de eventos y a toda cosa culturosa que le permita librarse de la distimia.
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