Líneas
Marco Cerdio Roussell
El aceite. La lluvia. El lento acumularse sobre los parabrisas. A veces no se calcula la distancia. El auto sale disparado. Otras veces es un deslave. Todo avanza tan plácidamente hasta que el barro rojo de la montaña irrumpe en tu trayectoria. Entonces, sólo un minuto antes de morir ubicamos la debilidad del metal, el tremendo parecido entre éste y el papel de los modelos que lo antecedieron en la existencia.
A veces uno se libra. Los frenos. Ve las cruces amontonándose a la orilla de la carretera y sólo imagina lo que pudo pasar. Otras veces es la neblina, la bruma, el calentamiento de los frenos o tan sólo una vaca que sintió la calidez del asfalto en las tierras altas o la humedad de la noche.
Por eso hay que fijarse en las rayas blancas. Líneas continuas o discontinuas. El papel pautado del asfalto. La oscuridad de la carretera. Uno se aferra a las líneas como si ello dependiera la vida. Olvida los sonidos de alrededor, la maraña de distractores, las extrañas historias que creemos entrever con el rabillo del ojo.
Es como estar en medio de una fiesta con el whiskey despedazando el paladar mientras los oídos se despedazan por el repetitivo retumbar de la música. Es como no ver el cuerpo delgado, frágil y núbil que se estremece a la derecha de uno. Los bultos que se vuelven brumosos en medio de ese no avance de la noche. Apenas y alcanzamos a entrever los colores, el eco de los aromas, la humedad de los cuerpos encerrados tan próximamente.
Uno avanza como una bestia. Apenas intuyendo el arriba y el abajo, el sin mañana de ese mañana que se adivina en las luces que brillan en el techo. Los estrobos. El eco electrónico de un lugar distante que se pega en la piel. Algún eco marino que sólo nos indica que la vejiga está llena y uno debe avanzar a trompicones. Entras al baño. La gente hace fila para entrar a los últimos retretes más o menos limpios. Te encierras.
La carretera está llena de peligros. Tu apenas eres consciente de ellos. Las curvas, los deslaves de barro rojo. Tu te apegas a la línea, la sigues, sabes que en medio de su blanca textura esta tu camino.
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