Maquinistas

Mi foto
Poza Rica, Veracruz, Mexico
Luis Navarro Arteaga, Halma Chavez, Hector España, Aley Bautista,

martes, 30 de agosto de 2011

Sueños difusos

Vampirica seducción
Eddy Morales








Eddy Rock
Esa noche estaba muy nervioso, había estado soñando cosas extrañas, cosas que nunca antes había soñado; mi personalidad y aspecto pudieron se la explicación de estos inusuales suceso, pero siempre he sido así, o al menos desde que tengo memoria, y jamás había ocurrido algo parecido.
Mis padres siempre se han quejado de mi forma de vivir, de la música que escucho y de las ideas que tengo siempre en contra de las normas de sociedad, pero yo no quiero ser un abogado aburrido ni pasar mi vida en el estúpido negocio de los bienes raíces; ellos lo justifican diciendo que estoy en plena adolescencia, y a mí no me importa, siempre y cuando no me molesten.
Me costaba trabajo cerrar los ojos; quedarme en la total obscuridad me hacia recordar todas esas cosas, que desde hace días, me habían estado acomplejando. Imágenes extrañas en mi habitación, no sabía exactamente de quien eran pero estaba seguro de que eran personas, más bien mujeres, porque siempre eran más de una. En mis sueños, ellas me observaban, siempre lejos de mi cama como si algo les impidiera llegar a ella, pareciera que cada día tomaban más confianza, como si el miedo que me recorría les permitiera acercarse cada noche un poco más, pero después se alejaban de nuevo. Así ocurrió en varias ocasiones, y cuando empezaba a acostumbrarme, por fin pudieron llegar a mí. No hacían nada, solo me observaban.
Pude ver su rostro, y no me había equivocado, era una mujer, con una belleza irreal, sobrenatural, y supe también que solo era una, siempre fue la misma. Me miraba con un sutil interés, como con deseo, digo, después de todo cada quien sueña lo que quiere, pero después intuí que no se trataba de ningún tipo de deseo sexual o algo parecido, sino más bien era una mirada como de un animal hambriento. Ya no sentía miedo, quizá fue la excitación de estar por primera vez tan cerca de una mujer, cuando eres un chico gótico que escucha heavy metal y se viste siempre en tonos negros, no es muy común tener muchas relaciones.
¿Vampiros? No lo creo, siempre fueron sueños, nunca pesadillas, además no le temía a esas criaturas,  estaba seguro de que no existían. Pero aquella noche por fin ocurrió algo distinto; estaba cansado del mismo sueño todas las noches, así que decidí no dormir, encendí mi Ipod con la música que a nadie le gusta y me recosté. Cuando todo quedo obscuro empecé a sentir algo anormal, un escalofrío nada placentero; solo la luz de la luna entraba por el ventanal y cada segundo era una exhalación de mis pulmones. No quería cerrar los ojos, pero cada parpadeo creaba las imágenes de mis sueños.
En un momento la luz se desvaneció, supongo que por una nube; apague mi Ipod… la obscuridad invadió cada rincón del lugar; escuche a distancia una respiración algo agitada, que poco a poco fue acercándose hasta llegar a mi oído.
--- ¿No crees que pierdes tu tiempo?--- dije apenas separando mis labios. No contesto…  después, un dolor inmenso  me estremeció… una herida que dejo deslizar dos hilillos de sangre.

No recuerdo nada mas… desperté con los audífonos en mis oídos y con los zapatos puestos, nada había ocurrido, todo había sido un sueño otra vez, pero le herida estaba ahí  con la sangre aun fresca.

Fotografía:  Anelli Olarte

Fotografía:  Anelli Olarte

No hay comentarios:

Publicar un comentario