Ysabel Ramírez
Resopla en mi cara un silencio rabioso
con su aliento etílico
nauseabundo
clava mis manos
y mi sangre cae gota a gota
sobre la arena seca y ardiente
Un lustro no basta para sacarte del infierno
Un siglo tampoco
Maullaré mi celo por las noches
igual en la madrugada
Ahogaré mi dolor en un largo aullido
que erice la piel de los oyentes
hasta que se pulvericen
sus huesos en las tumbas
Aullaré hasta que cambie el cauce de los ríos
y construya un nuevo mar
Seré paciente
Perdí mis párpados a medio día
y he sido obligada a ver
lo que no he querido
Estoy a punto de no poder llorar
¡maldita sea!
Aullaré tu ausencia corazón
Aullaré como una bestia
en medio de un día de calor infernal
mientras el desgano me hace su presa
y me viste de desesperanza
para perder las viejas e inútiles batallas
mientras desde el infierno
veo cómo llueve sal sobre nuestra lápida
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