Para nuestra cultura existen mundos paralelos entre los que las almas transitan de un lado a otro. Como en estos días del otoño, a finales de octubre y principios de noviembre, cuando en el más allá se le da permiso a los muertos que vengan a visitarnos.
Así, los campos y las ciudades se llenan de los espíritus de nuestros amigos y familiares quienes vienen a degustar de las ofrendas que les ofrecemos, aquí la vida y la muerte son los extremos que se tocan.
No sabremos, hasta morir, si más allá hay otro mundo en el que el alma alcanza la felicidad plena o si todo acaba con la muerte, sin embargo nada nos impide que imaginemos, soñemos y hasta nos podamos divertir con la muerte
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